Capítulo 14: A dos puntas


Malena y Estrella no eran exactamente las mejores amigas del mundo, y es que la verdad ambas tenían pasados muy diferentes: Estrella había sido criada en un circo, siempre bailando y haciendo piruetas, mientras que Malena había tenido que soportar las excesivamente autoritarias órdenes de su tía. A una se la había educado para ser un alma libre, y a otra se la había forzado a comportarse siempre de acuerdo a lo que los demás esperaban de ella. Sin embargo, ahora que ambas tenían que convivir juntas, habían descubierto en la otra una verdadera amiga: si bien sus pasados eran totalmente distintos (y hasta opuestos), el presente de ambas tenía un nexo en común: ambas habían perdido a sus padres y estaban viviendo en Rincón de Luz.
Desde que Soledad y Álvaro habían anunciado su casamiento, eso era prácticamente lo único de lo que vivían hablando ellas dos. Esa noticia había sido como la semilla de una nueva amistad, la cual estaba creciendo vigorosa día tras día.
Ambas estaban conversando en su cuarto, cuando de repente entró Lucía a toda velocidad. El golpe que generó al cerrar la puerta fue tan fuerte que seguramente lo hubieran oído desde la casa de los vecinos.
—¡Cuidado! ¡Vas a arrancar la puerta así! —Estrella se llevó una mano al pecho, sintiendo como sus palpitaciones aumentaban de repente por la sorpresa.
—Malena, tengo que hablar con vos —dijo Lucía, como si no hubiera escuchado nada.
—¿Conmigo? ¿Qué pasa?
—Es importante. Y es algo malo. No te va a gustar.

—¿Qué pasó? No me asustes. Vení, sentate.
Lucía avanzó y se colocó en la cama de Malena, sentada justo entre ella y Estrella.
—Dale, Lucía. ¿Qué pasó? Ahora nos dejaste intrigadas a las dos —murmuró Estrella.
—Es sobre Lucas. Acabo de verlo besándose con Pía en el laberinto.
Por un momento ninguna dijo nada. Lucía miró a Malena con remordimiento. Parecía que esta iba a decir algo, pero fue interrumpida.
—¡Perdón! No quería ser yo la que te lo cuente, pero no podía dejar que te mienta, aunque Lucas sea mi hermano. ¿Estás bien?
—Él nunca me haría eso —dijo Malena—. Me prometió que no sentía nada por Pía.
—Sí, ya lo sé. Pero lo vi. No me lo contaron, acabo de verlo yo misma con mis propios ojos.
—¿Y dónde está Pía ahora?
—Se acaba de ir. Pero no te preocupes, cuando vuelva le voy a arrancar los pelos por haber hecho lo que hizo. Lo importante es que vos no te angusties.
—Lucas nunca fue de hacer algo así. ¿Vos estás segura de que viste bien, Lucía?
—¡Totalmente segura, Malena! ¡Te estoy hablando en serio!
—Creo que ya sé lo que está pasando acá —intervino Estrella.
—A ver, ¿qué pasa? —preguntó Lucía, ya un poco irritada.
Estrella miró a Malena. —Nuestra amiga está celosa de que una de nosotras esté saliendo con su hermano —dijo, y ambas rieron.
—¿Qué? ¡Nada que ver!
—Está bien, no pasa nada —la consoló Malena—. Yo no tengo hermanos, pero supongo que haría lo mismo si tuviera uno y fueras su novia.
—¡Te digo que no estoy celosa! ¡Tenés que creerme! 
—¿O será envidia? —reflexionó en voz alta Estrella—. Es por Amir, ¿no? No te preocupes, vos no sos la única soltera. Yo tampoco encuentro todavía al chico que me robe el corazón, y aunque lo hiciera seguro no me daría bola, como Amir a vos.
—¡No es por envidia ni por celos! —exclamó Lucía poniéndose de pie, claramente ya irritada—. ¡Dios! ¡¿Tanto les cuesta creerme?! ¡Ni que les hubiera mentido alguna vez!
—Bueno, pará, calmate un poco. No es para tanto —dijo Malena.
—¡Sí es! ¡Se supone que son mis amigas y no me creen! ¿Sabés qué? Pensá lo que quieras, ya ni me voy a gastar en contarte nada. Pero una cosa: cuidado cuando salgas del cuarto, no vaya a ser que esos cuernos rompan la puerta.
Lucía entonces salió y dio un golpe todavía más fuerte que el que dio al entrar.
Estrella prácticamente saltó de la cama del susto. —Con esa fuerza, la que va a romper las puertas va a ser ella. No te preocupes, ya se le va a pasar y va a decir la verdad.

Desde su casa, Betina y Pía estaban observando todo desde el teléfono de la mayor de ellas.
—¡Sí! ¡Sos una genia, Pía! ¡Mirá lo que hiciste! —la felicitó Betina.
—Sí, me salió re bien besar a Lucas, pero… ¿qué tiene que ver todo eso con Laura?
—¿No te diste cuenta todavía? Mientras peor se lleven estas chicas, menos ganas va a tener Laura de volver. ¡Va a elegirnos a nosotras sí o sí!
En ese momento sonó el timbre y ambas supieron de quién se trataba, incluso antes de atender.
—¡Laura, bienvenida! —Betina la abrazó con fuerza, fingiendo amor verdadero.
—Al fin somos hermanas —dijo Pía, abrazándola también.
—En realidad, este es un período de prueba. Laura va a decidir si está lista para formar parte de nuestra familia dentro de un mes —explicó Betina.
—Pero estoy segura de que va a decir que sí. Total la va a pasar tan bien acá que no va a querer irse nunca. Aparte, los chicos del hogar viven al lado, y va a poder visitarlos siempre que quiera. ¿No, Lau? —preguntó Pía.
—Sí, estoy muy feliz de estar acá. Además, la familia tiene que estar unida siempre, ¿no? Nunca pensé que iba a tener una tía y una prima. Gracias por encontrarme —dijo ella, y nuevamente las tres se abrazaron, dando inicio a la vida de Laura en esa nueva casa.

Lucas y Mateo estaban pasándose la pelota desde un extremo del cuarto de varones al otro. Lucía entró con decisión y la arrebató justo antes de que Mateo pudiera atraparla.
—¡Eh! ¿Qué hacés? ¡Devolvémela! —se quejó este.
—Les dije a Malena y Estrella que te besaste con Pía pero no me creen, por tu culpa ahora estamos peleadas —dijo Lucía, ignorando a Mateo—. Tenés que ir y decirles la verdad, ¡me hiciste quedar como una mentirosa!
—¿Besaste a Pía? —Mateo miró a Lucas con los ojos muy abiertos.
—No fue así, ella me besó —especificó él—. Y fue todo un malentendido, ya lo hablé con ella y aclaramos todo. Así que Malena no tiene por qué saberlo, y Estrella tampoco.
—Demasiado tarde, ya se lo dije. Ahora vas y aclarás todo. Si es tan así cómo decís, no se va a enojar.
—¿Estás loca? ¡Ya sabés lo orgullosa que es, se enojaría aunque le dijera que me salvó la vida haciéndome respiración de boca a boca!
—Bueno, eso a mí no me importa. Andá a hablar con ella y arreglar lo que causaste.
—Mateo, mejor andate. Esto es entre Lucía y yo —le pidió Lucas.
—¿Qué? ¡No! ¡Justo cuando se está poniendo interesante!
—¡Andate o te bajo todos los dientes! —amenazó Lucía.
—Está bien, está bien… ¡mala onda! —cedió Mateo, y luego salió del cuarto.
—¿Lo que yo causé? —continuó Lucas—. Nadie te mandó a ir corriendo a contar lo que viste. Tendrías que haber guardado el secreto, se supone que soy tu hermano. Decile que te confundiste, que viste mal… no sé.
—Sí, sos mi hermano, pero por si no lo sabías Malena es una de mis mejores amigas, y no voy a dejar que le tomes el pelo. Si la viera a ella besándose con otro chico te gustaría que te lo dijera aunque no fuera lo que parece, ¿o no?
Lucas se puso muy serio.
—¿Qué? ¿La viste besarse con otro chico? ¿Quién era? ¿Iñaki? ¿Está de visita en la ciudad?
Lucía soltó un suspiro de frustración.
—No entendés nada. No quiero perder más tiempo, ¡más vale que hables con ella y le expliques todo antes de que averigüe por cuenta propia que tenga razón! Ahí sí, te lo aseguro, lo de ustedes no tenga arreglo. La vas a perder para siempre.

1 comentario:

¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

Escrito por Fundador

Twitter

Soñamos juntos con:



Soñamos juntos con:


PLL Arg

Ediciones Frutilla

Una nueva aventura comienza

Letra por letra

Seamos aliados



Seamos aliados


Busca la Luz