Capítulo 18: Muñecas y animales


Al mediodía siguiente, mientras Lucas y Nadia almorzaban juntos en el comedor, Clarita y los chicos comían algo sobre el césped. Algo preocupada por cómo iban llevando las cosas los dos más grandes del hogar, tomó su teléfono celular y los llamó.
—Yo atiendo —dijo Nadia al oír el teléfono sonar desde la mesa. Se levantó hacia la sala principal y acercó el audífono. —¿Hola?
—Hola, ¿Nadia? Habla Clarita, ¿cómo estás?
—¡Al fin! Bien, todo bien, ¿y vos? ¿Qué andan haciendo los pibes? Estaba esperando que llamen.
Clarita observó al resto de los chicos. La mayoría de ellos ya había terminado de comer y estaba corriendo alrededor del gran árbol. Mateo, en particular, estaba trepando de él y lanzándole desde allí piedras a Josefina.
—Sí, perdón, es que ayer estuvimos algo ocupados. Los chicos bien, jugando como siempre. Nos encontramos con Iñaki y está pasando el día con nosotros. ¿Y por allá cómo andan las cosas?
Nadia pensó durante un momento en comentarle sobre el encuentro que habían tenido Lucas y Rocky la tarde anterior, pero enseguida descartó esa idea. —¡Iñaki! ¡Qué bueno! Mandale mis saludos. Y acá bien, con Lucas nos estamos haciendo cargo de todo. Justo estábamos comiendo antes de empezar a trabajar.
—¿Y Joaquín…? —preguntó Clarita luego de una pausa—. ¿Él cómo está?
—Bueno… él no está mal… todavía.
Clarita sintió una opresión en el pecho. —¿Qué querés decir? No me asustes, Nadia.

—No, calmate, no es tan grave. Lo que pasa es que ayer fui a comprarle los remedios a la farmacia y no pude pagar todos, están cada vez más caros. ¡Vos sabés bien cómo es! Si antes nos costaba pagarlos cuando éramos solamente Paco, Jose, Estrella y yo, imaginate ahora… y encima después de que nos robaron. Con Lucas ya no sabemos qué hacer, estamos un poco nerviosos… Pero no te preocupes, algo se nos va a ocurrir… sobre todo a él, que es re inteligente.
—Dios… yo sabía que esto iba a pasar, pero no sabía que iba a ser tan pronto. Pero bueno, ustedes son muy chicos para estar encargándose de esas cosas, yo me tendría que haber quedado allá.
—No, piba, ¿qué decís? —exclamó Nadia—. Vos hacés todo por nosotros, te re merecés un descansito. Y los chicos también, así se distraen y no están mal por Julián, Tali, y Carola. Tomate todo el tiempo que quieras, nosotros nos encargamos.
—Bueno, mirá, hoy mismo volvemos para allá y vemos cómo solucionar todo esto. Voy a ponerme en contacto con Soledad también.
—¡No, Clarita! ¡Puede ser peligroso! ¿Y si rastrean la llamada?
En ese momento Josefina, harta de ser molestada por Mateo, se puso a discutir con él a los gritos. Otros de los chicos intentaban impedir que sigan peleando, pero los gritos de ambos se hacían cada vez más fuertes, impidiendo que Clarita pueda escuchar su llamada telefónica correctamente.
—¡Chicos, paren un poco! —les pidió—. Tenés razón, Nadia, pero tengo que cortar la llamada ahora. Cuando vaya allá veo qué hacer, ¿sí? Ustedes quédense tranquilos. Chau, besos a Lucas y Joaquín.
—¡Chau! ¡Que se diviertan!
—¡Mateo me está tirando piedras! ¡Recién le pegó a Josefita! —se quejó Josefina, sujetando su muñeca gigante con su brazo derecho, mientras Clarita se acercaba.
—¡Mentira! ¡Ella empezó! ¡Yo me defendí solamente!
—Basta, chicos —dijo Clarita—. Tienen que portarse bien, si no no los traigo más de campamento. Además, ¿no les parece que el árbol puede volver a enfermarse si los ve peleando así? Lo van a hacer poner triste.
—No va a pasar eso, si el árbol ya está bien. Salvamos el bosque —dijo Mateo con orgullo.
—En realidad —intervino Iñaki—, salvaron solo este árbol, que es el más grande; pero hay otros problemas.
—¿Cómo? ¿Hay otros árboles envenenados también? —preguntó Lucía, acercándose interesada.
—No, o al menos no que yo sepa. Pero la contaminación es solo uno de los problemas… también hay hombres que atentan contra otro tipo de vida del bosque: los animales.
—¿Que «intentan» qué? —preguntó Mateo sin entender nada.
—«Atentar» sería algo así como atacar, lastimar —explicó Clarita—. Iñaki quiere decirnos que hay alguien que lastima a los animales, ¿no es así?
—Peor —continuó él—, si los lastimaran podríamos curarlos y se solucionaría el problema. Pero no, estos hombres los están capturando para venderlos… o peor: comerlos. Ahí, una vez que se los llevan, ya no hay nada que podamos hacer.
—¡Entonces hay que hacer algo antes! —exclamó Josefina.
—¡Vos no vas a hacer nada! —espetó Clarita—. Y nosotros tampoco, porque es muy peligroso ir a meterse con la gente así como así. Lo mejor que podemos hacer es dar aviso a la policía o un guardabosques y que ellos se encarguen, y eso lo voy a hacer yo, así que vos solamente encargate de jugar.


Luego de almorzar, y antes de salir a trabajar, Lucas se tomó un momento para visitar a Joaquín. Entró a su cuarto y lo vio ahí, indefenso, con los ojos cerrados y apenas pudiendo respirar. Estaba mucho más pálido y delgado que la primera vez que lo había visto.
—Pobre Joaquín… —susurró mientras se sentaba a su lado, sobre el colchón—. Soledad no se merece perder a su papá. Ser huérfano es horrible.
Se sintió terrible al recordar cómo en su primer encuentro lo había confundido con un cadáver. Si lo hubiera visto por primera vez ahora, probablemente ya hubiera llamado a la policía creyendo que en ese hogar eran todos asesinos.
—¡Dale, pibe! ¡Que se hace tarde! —lo llamó Nadia desde la planta baja. Lucas descendió por las escaleras acudiendo a su encuentro.
—¿Está todo listo? Tengo que trabajar.
—Esperá. —Nadia lo tomó por un brazo—. Venís del cuarto de Joaquín, ¿no?
—Sí, ¿qué pasa? ¿Ahora no puedo verlo tampoco?
—Obvio que sí, pero no dejes que el miedo te lleve a hacer una locura… espero que sepas distinguir el bien del mal todavía.
—No te preocupes, Nadia. No voy a hacer nada malo. Ya hablamos sobre esto.
Lucas cruzó entonces la puerta principal hacia la calle y comenzó a caminar, y mientras más se alejaba del hogar, más sentía que dudaba de sus palabras. ¿Valía la pena dejar a Soledad huérfana después de todo lo que había hecho por él y los chicos?



Quien no dudaba en absoluto de lo que tenía que hacer era Josefina: apenas tuvo la oportunidad, sostuvo con fuerza a su mejor amiga Josefita y se alejó a toda velocidad del resto de los chicos, sin ser vista. Una vez que estaba sola, dejó que su muñeca se transforme en una chica real, de carne y hueso, como hacía cada vez que estaban solas, y como había prometido no contarle a ningún adulto.
—Vamos, Josefita. ¡Tenemos que encontrar a esos pobres animalitos y salvarlos!
Ambas corrieron por todo el bosque, atentas a los sonidos de los animales, hasta que finalmente llegaron a encontrarlos: habían al menos nueve jaulas con conejos, carpinchos, y otros animales pequeños.
—Pobrecitos… ¡Yo los voy a ayudar! —dijo Josefina, y avanzó, pero su muñeca se interpuso en su camino.
—¡Esperá! Puede ser peligroso.
—Pero no puedo quedarme acá viendo cómo ellos están presos.
Ambas notaron entonces que uno de los animales, un conejo blanco, era el único que estaba libre sobre el césped. Apenas las vio, corrió en dirección a ellas, desesperado.
—¡Hola! Me llamo Sr. Conejo, ¿y ustedes? —les dijo.
—Yo soy Josefita, y ella es mi mejor amiga Josefina —respondió la muñeca.
—¿Podés hablar con los animales? —preguntó Josefina sorprendida.
—Claro que sí, ¿qué te sorprende? Yo soy una muñeca y también hablo. ¿Por qué no lo haría un animal?
—Tienen que ayudarme, por favor, mis amigos y mi familia están ahí presos —dijo el conejo.
—No se preocupe, Sr. Conejo, nosotras vamos a salvarlos, pero… ¿cómo? —se preguntó Josefina en voz alta.
—¡Cuidado! —gritó su muñeca, tomándola del brazo y escondiéndola tras un árbol. Unos hombres se acercaban al lugar con una jaula más, y varios conejos dentro de ella.
—¡Sr. Conejo, salga de ahí! ¡Lo van a atrapar a usted también! —le advirtió Josefina, pero fue demasiado tarde: en ese momento los hombres notaron al conejo libre y lo metieron en la misma jaula que acababan de traer. Afortunadamente no vieron a Josefina y su muñeca, pero estuvo muy cerca de suceder.
Justo en el momento en el que los hombres se alejaron un poco, Josefita volvió a convertirse en muñeca y algunos de los chicos vinieron corriendo.
—¡Jose! ¡Te estuvimos buscando por todos lados! —gritó Estrella. A su lado estaban Mateo, Úrsula, y Lucía.
—¡Shhh! ¡No hables tan fuerte, que te pueden escuchar!
—¿Quiénes son esos hombres? —preguntó Úrsula, casi en secreto.
—¿Y qué hicieron con esos animales? —agregó Mateo.
—Son unos hombres malos que encerraron a todos esos conejos. ¡No podemos dejarlos así, tenemos que salvarlos! —Josefina sacudió la remera de Estrella como si eso ayudara en algo.
—No sé, Jose. Clarita dijo que ella iba a hacer todo lo posible, puede ser peligroso. —Estrella miraba con los ojos entrecerrados a los dos hombres.
—Tengo una idea —dijo Lucía, echándose a correr—, ustedes quédense acá.
Estrella le hizo señas para que volviera, pero esta no le hizo caso. Corrió hasta el otro lado de las jaulas, más cerca de los hombres, y desde allí se acercó a ellos.
—¡Hey, ustedes dos! ¡Si no se dieron cuenta, es ilegal capturar animales en este bosque! —les gritó desde allí.
—¿Y esa chica? —dijo uno de los hombres.
—No sé —contestó el otro—. ¡Vamos a atraparla!
Ambos corrieron tras ella, escapándose del campo de visión de los demás.
—Es ahora nunca, chicos. ¡Vamos a liberar a esos animales! —exclamó Josefina.
—¡Esperen! ¿Qué animales? ¿Y Lucía? —preguntó Mateo.
Ignorando su pregunta, todos corrieron hacia las jaulas e intentaron abrirlas.
—No se puede, están cerradas con candado —anunció Estrella.
—Y Lucía está en peligro… al final no pudimos salvar a nadie —reflexionó Úrsula—, sino todo lo contrario: pusimos en peligro a nuestra amiga además de a estos conejos.

Y en ese momento escucharon un grito muy fuerte de desesperación. Parecía una voz de una chica… parecía la voz de Lucía.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. mil disculpas, tuve muchísimos problemas con mi internet, pero lo subí en lugar del de hoy :)

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¿Qué es "Buscá la luz"?


"Buscá la luz" es una historia llena de magia, amistad, amor, y solidaridad.

En ella tanto adultos como chicos aprenden a lidiar juntos con los problemas diarios y terminan por entender que el secreto para una mejor vida se esconde en el niño que cada uno de ellos lleva dentro.

Basada en la exitosa telenovela "Rincón de Luz", una idea original de Cris Morena.

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