Buscá la Luz: Capítulo 25: Segundas intenciones

Sin siquiera pensarlo dos veces, Lucas fue directamente hacia el cuarto de Álvaro. Golpeó la puerta y al comienzo nadie respondió. Insistió hasta que Álvaro, de muy mala gana, le abrió.

—¿Vos no tendrías que estar durmiendo a esta hora?

—Eso no importa, tengo algo que decirte.

—Si María Julia te ve despierto tan tarde…

—¡Te digo que no importa! —lo interrumpió Lucas con un grito.

Álvaro se detuvo un segundo y lo miró con preocupación. Entendió que Lucas no estaba haciendo ninguna broma y lo invitó a pasar con una seña. Cerró la puerta y ambos se sentaron en su cama.

—¿Qué pasó? No me asustes.

—Es sobre Soledad.

—¿Le pasó algo a Soledad? ¿Se fue de nuevo?

—¡No, no! Soledad sigue acá...

—¿Y entonces? ¿Qué le pasó?

Lucas abrió la boca para hablar. «Soledad te miente»
«Escuché a Soledad diciendo que quería vengarse de vos» «Soledad es una impostora y nos estuvo engañando todo este tiempo». Cualquiera de esas palabras hubieran sido geniales, pero Lucas no podía hablar.

A pesar de que lo que había escuchado había despejado cualquier duda, Lucas seguía sintiéndose culpable por traicionar a Soledad. Ella lo había traicionado primero, sí, pero algo dentro suyo le decía que todo era un gran malentendido, y que si Álvaro la echaba del hogar por su culpa, entonces no iba a perdonarlo nunca.

—Dale, Lucas. Te estoy esperando. ¿Qué le pasó a Soledad?

¿Y si a lo mejor era muy egoísta de su parte hacer eso por todos? Tendría que hablar con el resto de los chicos para llegar a una decisión en común, después de todo ellos también iban a sentir la pérdida de Soledad. O a lo mejor tenía que esperar unos días y pensar sobre si había escuchado bien o se lo había imaginado. No sabía qué iba a hacer, pero no podía contarle a Álvaro lo que había visto. No porque no quisiera, sino porque no le salían las palabras para traicionar a Soledad. No se lo podía contar a Álvaro. Al menos no ahora.

—Nada, dejá. Me voy a dormir antes de que María Julia me vea, ¿sí? —dijo levantándose de la cama y dirigiéndose a la puerta.

—¿Qué? Lucas, vení acá y decime qué pasó.

—Nada, Álvaro. Era una broma, quería desvelarme y me metí en tu cuarto porque justo pasó la bruja de tu tía, ¿entendés? Chau.

Álvaro vio a Lucas irse rápidamente. Iba a perseguirlo, convencido de que estaba ocultándole algo, pero su celular sonó y notó una imagen que atrajo completamente su atención: acababa de recibir un nuevo video cuya vista previa era una imagen de Soledad en su cuarto. Tocó la pantalla y el video comenzó a reproducirse:

En él se podía ver a Soledad hablando con Juan Ignacio por teléfono hacía unos minutos. «Sí, ya sé… voy a hacer lo que vos decís, pero me va a llevar un tiempo… ¡Sí, ya sé que soy la novia, pero me lleva tiempo igual! ¡Tomalo o dejalo! ¡No es fácil hundir al nene mimado de los Del Solar! Vos sabés muy bien que Álvaro es muy bueno salvándose de esas cosas, Juan Ignacio.» Decía Soledad, y el video terminaba ahí. Estaba grabado desde el ángulo opuesto del que estaba Lucas, y se alcanzaba a verlo espiando por la puerta entrecerrada.

Sin poder creer lo que escuchaba y comprendiendo qué ocultaba Lucas, revisó el emisor del video: «Jaudín». ¿Cuándo había agendado él ese contacto en su teléfono? Al principio creyó que era una broma pesada y que el audio estaba manipulado, pero inmediatamente la duda comenzó a surtir efecto dentro suyo. La desconfianza se sembró como una semilla dentro suyo y sus raíces crecieron tan rápido como el tiempo que le tomaba subir y bajar las escaleras todos los días: ¿Y si Soledad de verdad tenía algo en su contra? Después de todo se había empeñado demasiado en conseguir empleo para él en primer lugar.

No podía seguir así. Amaba a Soledad y no podía dudar de ella: tenía que sacarse todas las dudas. Fue entonces cuando decidió mandarla a investigar. Iba a ser lo mejor.

Capítulo 25: Segundas intenciones

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